jueves, 1 de mayo de 2014

'JUAN XXIII" CONTACTADO POR EXTRATERRESTRES: HIGINIO ALAS

Publicado el 24/03/2013
En entrevista con Expediente PUNTO CERO, Moseñor Higinio Alas Gómez, afirmó que el papa Juan XXIII en julio de 1961 converso durante 20 minutos con un extraterrestre en la residencia veraniega de Casten Galdolfo, Italia, esto fue publicado en Inglaterra hasta 1985 en una entrevista realizada al secretario particular de Su Santidad, Mons. Loris Francesco Capovilla 



domingo, 11 de agosto de 2013

LA RIÑA (Una ficción real)

El pasado jueves 8 de agosto, la TV Pública (Canal 7) emitió el último capítulo de “La Riña”, una premiada miniserie de 8 capítulos de duración del cineasta misionero Maximiliano González, situada en el Corrientes de 1935/36, que, junto con otras producciones, es un fruto de los concursos federales impulsados por el Gobierno Nacional, a través del Ministerio de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios mediante el Consejo Asesor del SATVD-T, en conjunción con el INCAA y la UNSAM, se constituyó en una verdadera bisagra; un antes y un después, en la cultura popular de la Región.

Desde su primer capítulo, el ‘rating’ fue creciendo sin cesar; emitido desde el lunes 29 de julio, bastante pasada la hora anunciada de las 23:30 (iba de lunes a jueves). Crecía, pese a que su hora de inicio también lo hacía (la segunda semana comenzó el Fútbol para Todos) y había que ‘mantenerse despierto’ para no perderse esta -valga la contradicción- gran ‘mini’serie que visibiliza los valores y talentos escondidos en la ‘Argentina profunda’, de la que Corrientes y el NEA todo formaron parte, trágica e indivisiblemente, con el resto del ‘interior’ del País, durante dos siglos.

Pero, ¿por qué “La Riña”?

Como todo fenómeno sociocultural tiene que ser interpretado y explicado; y ni sus causas, su desarrollo ni las conclusiones son unívocas. Siempre serán plurales, provisorias y, necesariamente, incompletas.

La dirección de Maximiliano González, también autor del guión, conserva, durante los 8 capítulos, la fluidez del relato y la coherencia en el ensamble y seguimiento de las distintas historias simultáneas; la cristalina voz de Gisela Méndez Ribeiro; la impecable actuación del elenco -mayormente correntino- que ella encabeza con Luigi Serradori, Miguel Franchi, Mauro Santamaría, Luis Llarens, Éstel Gómez y Dante Sena entre otros; la minuciosidad de la ambientación de época, el vestuario, la formas de hablar y de interpretar (magistralmente, por otra parte) la música; junto con la excelencia de la fotografía, el manejo de cámara y la calidad del sonido, nos hablan de las cualidades y calidades artísticas y técnicas de la obra de arte, que bien podría haber sido un fresco de la época, pero que con los mismos elementos -y modesto presupuesto- logró, a fuerza de talento y sin estridencias, crear un clima épico, como de novela histórica.

Y no es casual que utilice el término “novela”, aplicado a un relato breve; porque, a mi modesto entender, “La Riña” es un ‘cuento-novela’, pues posee esa extraña naturaleza ‘borgiana’ de ser una novela “compactada” dentro del formato de un cuento, que rara vez llegaba o excedía la veintena de páginas de extensión.

Quizás ahí esté la primera explicación del fenómeno-éxito. Con anclaje en la historia, se desarrollan ‘nuestras’ historias imaginadas, supuestamente ficticias, de amores y odios, luchas, abusos, injusticias, sufrimiento, muerte y esperanza, que pasaron en casas en las que reconocemos las cocinas de nuestras abuelas y nuestras tías viejas, tan hermosas como la música que viene de nuestras raíces, o de los sucedidos que, por injustos, nos recuerdan que la cosa, pese al paso del tiempo, no ha cambiado tanto, como los abusos de poder (sean estos de género o de dinero).

Queda claro que ya no es tan fácil acallarnos -y que “La Riña” exista y se proyecte por la TV Pública es una prueba contundente de ello-, aunque animarnos y perderle el miedo al poder, que sólo cambia de nombre, y pelear contra la injusticia siga siendo una decisión personal y social a la vez, que solamente hombres y mujeres de espíritu libre pueden tomar, si son capaces de perseguir la verdad; porque sólo la verdad nos hará libres.

Pero, tal vez, encontremos otra explicación en que, en todo relato, cada episodio -cada anécdota- esconde una parábola,  cada parábola encierra una metáfora y cada metáfora contiene un mensaje. Y la metáfora es la substancia esencial del lenguaje de la poesía, porque es vivencia pura y libre, despojada del corsé del tiempo y el acotamiento del espacio.

Sólo limita esa vivencia, la cantidad de experiencias personales, individuales y colectivas, vividas; si bien se trata de un límite relativo, susceptible de ser ampliado a través de nuestra aptitud de asumir, consciente e inconsciente, como propios, los resultados de la transferencia y contratransferencia de experiencias e ideas compartidas por y con otros y de los eventos, creencias, conocimientos y mitos transmitidos por la cultura.

Desde esta óptica, pierden su sentido racional los términos ‘realidad’ y ‘ficción’; y “La Riña” convocará nuestras vivencias, rompiendo los parámetros éticos y transformando los estéticos en impresiones y sensaciones.

Y descubriremos que esta supuesta ficción es una trampa, desde su mero principio; ya que nos propone como “miniserie” lo que en realidad es una película, difundida en ocho entregas; que desnuda el sentimiento popular, a través de su música, del amor, la traición, la generosidad, las necesidades, el abuso de poder, la violencia y la desesperación de un pueblo, cuya bravura se destacó en infinidad de batallas perdidas, o ganadas a costa de la sangre de los menchos; que la paciencia, la resignación y la “lealtad”, expuestas como virtudes del correntino, son en realidad engaños de la Historia Oficial, para conformar al orgullo del Abá y tenerlo sujeto; y que la única esperanza de vivir el amor o de progresar están más allá. Lejos...

De la interpretación que hagamos de esa Historia vivencial dependerá que nos predispongamos a buscar nuevos horizontes lejanos, que nos resignemos a que “así nomá’es”, o que nos decidamos, de una vez por todas, a tomar el destino en nuestras manos; para que no nos pase lo peor que nos puede pasar, “arrepentirnos, de viejos, de lo que no nos animamos hacer de jóvenes”.

Así, y sólo así, superaremos “La Riña” y la transformaremos en la gran victoria de los correntinos, que supieron vencer a sus propios fantasmas.

Corrientes, 10 de agosto de 2013.


Si aún no la vio, o se perdió algún capítulo, puede verlos en: http://cda.gob.ar/serie/372/la-rina-


jueves, 4 de julio de 2013

El Incidente Evo (Unidos o Dominados)

La virtual intercepción del avión presidencial boliviano, ¡justo cuando se aprestaba a ingresar en los cielos de Francia!, trae a la memoria, por libre asociación (que debe ser una de las pocas cosas que nos ha dejado relativamente libres este comienzo de era), la exitosa visita del entonces Presidente electo Raúl Alfonsín a España, allá por el ’82, ‘83.

Evo Morales, Presidente del Estado Multinacional de Bolivia, era el pasajero Vip de la aeronave, es socialista, al igual que el actual presidente de Francia, Francois Hollande; tal como -se podría decir- lo fueran Raúl Alfonsín, a cuyo impulso ingresara la UCR a la Internacional Socialista, y el Jefe de Gobierno español y Secretario General del PSOE, Felipe González, quien arrasara en las elecciones de 1982 y 1984. Al menos, ‘Felipillo’ contribuyó a hacele más placentera la estadía y a la forja de ilusiones que, cuando quiso organizar el ‘club de países deudores’, resultaron vanas; como las de Evo, si es que, alguna vez, se forjó alguna.

O quizás sí, sirvió para algo, ya que los dos primeros países en prohibir el vuelo en cuestión -previamente autorizado- fueron Francia y Portugal, pero luego se sumó Italia; y, recién después de este último suceso -que obligó al avión a realizar un aterrizaje emergencia en Viena-, Francia revió la medida y autorizó el uso de su espacio aéreo, por lo que Evo podrá reanudar su viaje.

Aunque queda la duda de si las protestas internacionales despertaron una tardía solidaridad con el ‘compañero’; o se debió al hecho de que cancelar una ruta previamente aprobada, con la aeronave en tránsito y sin posibilidad de retornar al aeropuerto de origen puso en peligro la seguridad y la vida de un Presidente; o si fue, lisa y llanamente, una ‘tarea cumplida’; puesto que, al aterrizar ‘de emergencia’ en Austria, uno de los países más racistas -si no el más- de Europa, se pudo constatar que el archiespía Edward Snowden no viajaba con Evo que, según sus últimas declaraciones, no sabía si estaba secuestrado o no en el aeropuerto de Viena, donde estuvo retenido siete horas, antes de poder iniciar el regreso a Bolivia.

El pretexto para el atropello surgió de la filtración de un supuesto ‘dato de inteligencia’. Evo asistió, en Moscú, a una reunión mundial de países productores de gas; como Snowden, ex empleado de la CIA está varado en el aeropuerto de Moscú (o por ahí, ¡vaya uno a saber!), se dijo que el avión presidencial partió de Moscú, rumbo a Bolivia, con “un pasajero no declarado”, se procedió a cancelar los permisos por “motivos técnicos” nunca especifiicados. El “motivo técnico” no sería otro que la injerencia del Gobiernos de Estados Unidos, que influenció o presionó a los tres estados europeos que prohibieron el vuelo, según las sospechas expuestas en sus declaraciones el ministro de defensa y el canciller bolivianos.

Una nave o aeronave presidencial al servicio del traslado de un jefe de estado en misión oficial es, para el Derecho Internacional, tan inviolable como una embajada; pero, más allá de la evidente violación de la soberanía boliviana, surgen factores y grupos de poder, por encima del orden institucional que enmarcan un mundo de facto (nunca mejor empleado el término), por encima de los órdenes jurídicos establecidos, nacionales, supranacionales e internacional, que establece sus propias reglas y las ejerce como poder real.

Resulta insólito que, cuando alguien (Snowden) denuncia que una potencia (EE.UU.)  realiza acciones ilegales de espionaje en distintos países amigos y aliados y contra los ciudadanos de esos países, violando su privacidad, el denunciante se vuelva el criminal perseguido, no sólo por el país infractor (que no sería lícito, pero sí explicable) sino por los gobiernos que las sufren (ellos mismos, sus ciudadanos -a quienes deberían proteger- o ambos) y que sólo se atrevieron a expresar su ‘preocupación’ por el incremento de las actividades de espionaje; y esta es la situación de Francia, Portugal e Italia, que no solamente no investigan las denuncias de Snowden, sino que colaboran en operativos ilegales para acallarlo. Más grave aún es la actitud del país transgresor, EE.UU., que requiere la colaboración de sus aliados en la OTAN para realizar una operación ilegal contra la aeronave presidencial y el Presidente de un país que también es su aliado, ya que con Bolivia son integrantes de la OEA, cuya carta viola, junto con el Tratado de Asistencia Recíproca.

Pero la OEA no cuenta, como tampoco cuenta la Unión Europea, como pueden atestiguarlo España, Portugal, Italia o Grecia, entre otros, víctimas de los ajustes impuestos, en beneficio de los ‘rescates’ a la banca internacional, por la propia UE, encabezada por sus potencias dominantes, Alemania y Francia, secundadas por las elites dominantes de cada país; y, en general, pueden atestiguarlo los millones de desocupados y desalojados de todo el ‘primer mundo’, incluyendo los EE.UU., donde -no olvidemos- nació la burbuja inmobiliaria (hipotecaria) que fue el puntapié inicial de esta gran crisis económica mundial, que se avizora como la más extensa en la Historia de los Capitalismos Económico y Financiero.

Y, aunque no sea el objeto de esta nota, es válido para establecer comparaciones, la referencia a la crisis mundial y a cómo estas crisis, junto con las guerras provocadas e inducidas sirven al primer deudor del mundo, los EE.UU. para enjuagar sus déficit, con la contraprestación de ser el estado gendarme de un capitalismo internacional que opera en el circuito paralelo de los paraísos fiscales de la banca ‘off shore’ una masa de valores equivalente al total del dinero y valores de todos los estados con control fiscal, de los que, justamente, evaden, en cordial convivencia con fondos provenientes del narcotráfico, el del tráfico de armas, junto a banqueros de cuello duro, gobernantes y empresarios corruptos y expoliadores de pueblos y de recursos en general.

Así como también es igualmente válido visualizar las monumentales operaciones de lavado, facilitada por la misma banca que provoca las crisis y el endeudamiento de personas y países, para ser luego asistida por los países (en este caso de los EE.UU. y la Unión Europea), todo lo que provoca una brutal transferencia de ingresos, mediante ajustes, recortes y desempleo y el apoderamiento, a través de fusiones y fondos de inversión de las deudas soberanas por sumas irrisorias y la adquisición de bienes muebles e inmuebles y de los activos materiales e inmateriales, fijos y flotantes de las empresas (siempre hay reformas a las leyes de quiebra, en estos casos) y la privatización de los servicios, la producción de energía, el agua potable y los alimentos.

Este es el verdadero ‘orden internacional’ que se pretende imponer, el del consenso de Washington, del que se han liberado los Países de la Unasur y la Celac; siendo Latinoamérica el continente que más ha crecido, pese a la crisis y, pese a las asimetrías, el que más ha mejorado la distribución del ingreso. Y esto es intolerable para aquellos que con su accionar internacional sin fronteras ni códigos pretenden tornar a la Asamblea de la ONU en un foro de expresiones de deseo y al Consejo de Seguridad en una máscara militar que se busca utilizar, cuando el veto de alguno de sus miembros permanentes (frecuentemente Rusia y China) no lo impiden, porque la verdadera fuerza de policía internacional la ejerce la OTAN, cuya jefatura indiscutida la ejerce la única superpotencia sobreviviente a la guerra fría (y principal aportante de recursos, tecnología, informática, armas y personal), los Estados Unidos de Norteamérica.

Y si bien la OTAN tiene sus propios cuarteles, su propio comando y su propia inteligencia, mayormente afincados en Bruselas y el resto de la UE, el liderazgo militar de los EE.UU. no está en discusión; y el jefe de todas la fuerzas armadas de EE.UU. es el Presidente de la República, que no se informa con los organismos de la OTAN sino con sus propios órganos: La Secretaría de Defensa, el Pentágono, La Agencia Nacional de Seguridad y la CIA.

Esto es lo que hace tan peligroso, para nuestra seguridad, el ingreso de Colombia a la OTAN. Imagínense al Gobierno de Colombia asumiendo una actitud como la de Francia, Portugal e Italia con el avión de Evo, en Latinoamérica o el Caribe, solicitada por el Presidente de EE.UU. o su Secretario de Defensa, en función de una siempre dudosa información de la CIA y con el apoyo militar de la OTAN. De la OTAN y no sólo de EE.UU. no solamente en lo formal, sino porque el Reino Unido es parte de esa alianza y tiene su base militar -con armamento nuclear incluido- en nuestras Islas Malvinas...

La canallada colonial contra el Presidente Evo Morales no es el primer golpe a la Unasur y la Celac. Es el segundo; y habrá que analizar muy seriamente cómo se procederá, de ahora en más, con Honduras y qué hacer con el Paraguay -no solamente en el Mercosur, que será determinante, sino también en el Unasur- que Argentina, Brasil y la propia Bolivia no podemos darnos el lujo de perder como aliado, como Ecuador, Venezuela y el Caribe no deben permitir que Colombia se aleje de Unasur y Celac.

Los jefes de estado latinoamericanos, reunidos en Cochabamba, deberán poner las cosas en su lugar, mucho más allá del merecido desagravio al Evo y los necesarios reclamos internacionales por la afrenta. Ahora que quien concibió la gran América Morena unida ya partió para reunirse con aquél que lideró la construcción de sus cimientos, ahora que el edificio proyectado por Chávez y Néstor, junto a Lula y al resto de los Presidentes latinoamericanos está en proceso de edificación, se impone acelerar la obra, ir por más.

No solamente más trabajo e inclusión social y cultural, sino más Anillo Energético, más Banco del Sur, más Soberanía Informática, más Libertad de Información y Expresión, más desarrollo Tecnológico Conjunto, más Soberanía Alimentaria, más Cooperación e Integración de los Sistemas de Defensa, más Parlamento Latinoamericano, más Organismos de Resolución de Conflictos Públicos y Privados; en suma, más Patria Latinoamericana y Caribeña.


El apotegma lanzado por Juan Domingo Perón, ‘Unidos o dominados’, no es un postulado ideológico, es un planteo estratégico que, ahora que comenzamos a desarrollarlo con éxito en esta parte del mundo (y por eso los embates internos y externos), debemos continuar resolviéndolo a nuestro favor. 

por Eduardo Black
(eduardoeblack@gmail.com)

sábado, 16 de marzo de 2013

HABEMUS PAPAM por Eduardo Black


La fumata blanca generó la algarabía y la expectativa habitual para estos casos, en la Plaza San Pedro. Muchos de los que tuvimos la oportunidad de conocer la noticia en tiempo real sintonizamos los canales de noticias y mirábamos, casi con la misma ansiedad que los presentes, hacia la puerta cortinada que daba acceso al balcón principal de la Basílica de San Pedro, luego que se corrió el pesado telón rojo que lo cubría.

Rato después, el decano del cuerpo cardenalicio apareció en el balcón y, luego de pronunciar el tradicional Habemus Papam, sorprendió al mundo con el anuncio de que el nuevo Papa era ‘el eminentísimo y reverendísimo Jorge Mario, Cardenal, Bergoglio’ (sic) y que adoptaba como nombre Francisco. Como hizo en Latín el anuncio del Papa, nuestros avezados periodistas no entendieron una papa (bueno, si lo hubiese hecho en Italiano, Francés o Alemán e incluso en Inglés -del Chino Mandarín ni hablar-, creo que hubiera pasado lo mismo).

En esto, el zapping fue fundamental; no se trata de una ‘sacada de cuero’ a los colegas porteños de los supuestos ‘medios nacionales’, sino de una noticia dura. No me refiero a los cronistas ‘de a pie’ sino de los supuestos especialistas que participaban para analizar los sucesos, alguno de los cuales referían que cubrieron en Roma la elección del Papa Ratzinger o de otros anteriores; con el anuncio del nombre, en varios casos se notó que había dudas sobre si era o no Bergoglio; y otro tanto ocurrió con el nombre adoptado. Y, en un par de canales de noticias, llegamos a escuchar que alguno/as preguntaban: ¿Es Bergoglio, entonces?, ¿y cómo se va a llamar?

Y ni qué hablar del mensaje del nuevo Papa, pronunciado en correcto Italiano (para empezar, Bergoglio es hijo de un inmigrante italiano), que nadie atinaba a traducir y que sólo los hijos y algunos nietos de inmigrantes, los itálicos que acá residen y los estudiantes avanzados de la dolce lingua di Dante entendieron, en primera instancia. El resto de los mortales debió esperar por la traducción, en las sucesivas reiteraciones -casi todas parciales- que vinieron bastante después.

De onda -y de todo corazón- les recomendamos a esos colegas del cable, especialistas en noticias internacionales, que, si sus medios o producciones los llegaran a enviar para cubrir alguno de los conflictos en Oriente Medio, averigüen, antes de tocar tierra, cómo se dicen, en árabe (y en Inglés), palabras como ‘alto’, ‘deténgase’, ‘pasaporte’, ‘documentos’ y -a todo evento- ‘¡fuego!’.

El Valor de lo simbólico

Pero no todo fue semántico. Cuando apareció el hasta poco tiempo atrás Cardenal Bergoglio, ya como el Papa Francisco I, a todos se les pasó por alto el hecho de que lo hiciera despojado de atributos, vestido solamente con el clásico hábito papal, a saber: sotana blanca con muceta o esclavina (la capita, bah) y el crucifijo -pendiendo de una cadena- sobre el pecho, pero sin tiara ni báculo (ni siquiera el de hierro de los últimos pontífices), aparentemente relegados, de ahora en más, para determinadas ceremonias litúrgicas; cosa que se puede inferir del hecho que tampoco llevara la no menos tradicional estola papal, que sólo se colocó para administrar su bendición especial, con indulgencia plenaria, urbi et orbi (a la ciudad de Roma y al mundo), para quitársela inmediatamente después, besar la cruz en ella estampada y doblarla; en un gesto más propio de un simple cura que del jefe de una grey católica que excede los 1.500 Millones de seres humanos y sus pastores, diseminados por todo el mundo.

Gestos, símbolos; aunque ése, junto con el anuncio de la visita a la Virgen la siguiente mañana y su buonanotte e buon riposo, fue el final de esa simbología gestual; porque, además de la indumentaria sencilla, su Fratelli e sorelle, buonasera y bromear diciendo que, previo al Cónclave, hacía falta un Obispo en Roma y que los Cardenales lo fueron a buscar casi al fin del mundo fue el inicio de un diálogo en tono coloquial con la multitud -de todo el mundo, pero la mayoría italianos- de la plaza, a la que se dirigió como Vescovo di Roma (Obispo de Roma); optando por la “menor” de las tres dignidades con que fue investido, al ser elegido Papa: Jefe de la Iglesia Universal (eso quiere decir Católica) o, lo que es lo mismo, Vicario de Cristo; Jefe del Estado Vaticano; y Obispo de Roma.

Antes que mostrarse como la cabeza visible de la Iglesia -su máxima dignidad y autoridad sobre la Tierra- o como el Monarca de un Estado temporal (el Estado Vaticano es, jurídicamente, una monarquía absoluta) prefirió manifestarse como Obispo de una Iglesia, la romana. Y si bien la definió, acorde con la tradición, como la primera entre las demás Iglesias particulares (por ser la sede histórica del papado), puso en valor ese aparente privilegio, al afirmar que debía ser, también, ‘primera en Caridad’, que es la más preciada de las Virtudes Teologales -más que las otras dos, la Fe y la Esperanza- porque la Virtud del Amor es la única que perdurará, al llegar a la casa del Padre, después de peregrinar sobre la tierra, según la teología cristiana, para la cual ‘amar es servir’, antes que nada, tal como lo enseñara el propio Maestro y fundador de la Iglesia que de ahora en más conducirá Francisco, lavando los pies de sus discípulos.

Que el planteamiento se lo haga al pueblo de Roma congregado en la Plaza, así como antes les solicitara acompañamiento para rezar por su antecesor Benedicto XVI y más luego le pidió al Pueblo que, antes de darles su bendición, ellos lo bendijeran a él con una oración en silencio por el Papa, por las intenciones que cada quien quisiera poner; actos todos que no solo testimonian humildad, sino que reafirman la concepción de que ‘Iglesia somos todos’, perfectamente establecida en la doctrina del Cuerpo Místico de Cristo, pero más de una vez dejada de lado en la práctica, por la jerarquía eclesiástica y el propio clero que asumen ante los laicos una actitud paternalista e indicativa. Lo que da que pensar que ‘algo está por cambiar’.

La elección de un nombre que nadie había elegido antes, el de Francisco, es otro signo; de hecho, el nombre que escoge un nuevo Pontífice siempre lo es. Pero, en el caso de Jorge Bergoglio, la elección del nombre cobró un sentido especial, a causa de las características particulares del elegido; porque el ‘Papa argentino’, como ya lo llamaron algunos medios en Italia y el resto de Europa (recordemos que a Juan Pablo II lo llamaron el ‘Papa polaco’), no sólo es el primer ‘Papa latinoamericano’, al decir de los Presidentes Correa y Maduro y de otros más, incluyendo la nuestra, o el ‘primer Papa de América’, como proclamó Barak Obama, sino el ‘Primer Papa Jesuita’ (algunos dicen que esa condición confirma las profecías de San Malaquías y Nostradamus, sobre la elección de un ‘Papa negro’, al que todos imaginaban africano, pero que acabó siendo un miembro de la Compañía de Jesús).

La pertenencia -o proveniencia- jesuítica de Monseñor Bergoglio (llegó a Superior de la orden religiosa, antes de su designación episcopal) hizo que muchos se preguntaran -un poco incrédulos- si refería a San Francisco de Asís, el fundador de la Orden Franciscana, o a San Francisco Javier o algún otro de los Franciscos santos de la Orden que fundara San Ignacio de Loyola. A esa altura, la Santa Sede aclaró que Francisco I adoptó ese nombre por San Francisco de Asís, que predicaba la necesidad de recuperar espíritu evangélico de la Iglesia, la austeridad material y la pobreza de espíritu, la humildad y la hermandad en el amor universal de toda la creación, porque todos somos creaturas de Dios y llamaba hermanos no sólo a las personas, sino a los pájaros, las plantas, el sol y la luna.

Tan humilde era el Santo de Asís que fue ordenado diácono pero nunca aceptó el sacerdocio, porque no se consideraba digno; lo que explica y da sentido a la manera y al modo escogidos por el nuevo Papa para presentarse vestido y manifestarse como Obispo de la Iglesia de Roma.

Los caminos del Señor y su Vicario

La situación en que recibe Francisco I la Nave de la Iglesia son harto complejas y complicadas; por nombrar algunas pesadillas: escándalos financieros, pedofilia, Vaticanlieks, reclamos de igualdad de género, y una pesada y resistente burocracia -de la que los argentinos podríamos dar fe, porque es nuestro legado latino, heredado de nuestros colonizadores hispanos y acrecentado con la profusa contribución de los inmigrantes itálicos- contribuyen a la disminución de las vocaciones religiosas y a una ‘fuga de feligreses’, con la consecuente pérdida de diezmos, en los países más prósperos y de recursos para ‘misionar’ en las regiones más pobres y necesitadas, son algunas de las alarmantes consecuencias.

Sin duda, una de las primeras tareas de Bergoglio será la de leer el informe que le preparara a Ratzinger la comisión investigadora -por él designada- de cuatro Cardenales  y que éste, cuando tomó la determinación de dimitir, decidió no publicar y entregárselo a su sucesor, para que el nuevo Papa pudiera tomar las medidas y llevar adelante los cambios que él no se sentía ya con fuerzas para afrontar. Probablemente, el Papa alemán no pensó que el ocupante de la Sede que estaba dejando vacante sería el Cardenal argentino; como es igualmente posible que este Francisco tenga intenciones de encarar esas reformas con el mismo espíritu con que el otro Francisco concibiera la propuesta que, acompañado por el resto de los Hermanos Menores, llevara hasta Roma, como camino para purificar la Iglesia y engrandecerla, para mayor gloria de Dios.

Pero tienen otras lecturas las señales dadas por el nuevo Papa. Dentro de la Iglesia y hacia las otras Iglesias Cristianas separadas, como Obispo de Roma, resaltar el papel de primus inter pares (primero entre los iguales), como San Pedro y San Pablo, entre ellos y en relación con los demás Apóstoles, no exenta de polémicas y discusiones que se llevaban a cabo previo pedido de asistencia al Espíritu Santo, para encontrar el recto camino. Fuera del cristianismo, para llevar adelante, con humildad y tolerancia el ecumenismo proclamado por el Concilio Vaticano II y, reconociéndonos todos los humanos como hijos de un mismo Padre, establecer un diálogo sincero con las otras religiones y creencias, para alcanzar la justicia, la paz y la concordia en todo el mundo y mejorar las condiciones de vida, materiales y espirituales de la humanidad.

No bien se repusieron de la sorpresa, los medios comenzaron a consultar a todo el mundo sobre las posibles consecuencias políticas, en Argentina, de la elección de un Cardenal argentino distanciado y, en algunas cuestiones (como aborto, matrimonio igualitario o muerte digna), enfrentado con el Gobierno y, honestamente, se dijeron -en pro y en contra- bastantes disparates; por empezar, como todos los Jefes del Gobierno Vaticano -y como en toda monarquía- este Papa, al igual que los anteriores, es ciudadano -y Soberano- del Estado Vaticano; lo que le da infinitamente más poder que el que tenía, pero lo acota en la posibilidad de injerencia en los asuntos de otro estado soberano; además del hecho que los Gobierno pueden negociar algunos temas (¿designación de obispos?), en un plano más institucional. Establecer otro vínculo. Más todavía, la relación de fuerzas cambia, al no ser más una cuestión interna, y poder establecer otras nuevas, a niveles de Mercosur, Unasur y Celac.

Muchas veces, hace falta poner un poco de buena voluntad; como la que demostraron Venezuela y Ecuador y, en definitiva, Argentina cuando confirmó el viaje presidencial, para la coronación de Francisco. En 
definitiva, vivimos en el continente que mayor cantidad de católicos tiene, en todo el mundo y, consideraciones religiosas y hasta convicciones tradicionalistas o conservadoras del ex Cardenal Primado y Arzobispo de Buenos Aires al margen, tener un Papa latinoamericano -el primero en la Historia del cristianismo- y, ‘para colmo’, argentino, tiene que traernos más ventajas que inconvenientes. Cuestión de sobrevolar las cumbres y no aletear entre las ramas bajas de los árboles, como gallináceos.

Si hay verdadera vocación de Patria Grande, tenemos la obligación de ser conscientes de que la mayoría de los habitantes de esta gran Patria Americana, del Río Grande a Tierra del Fuego -y muchos en los EE. UU., inclusive- son católicos y devotos de María en sus diversas advocaciones.

Mientras tanto, más allá de nuestras propias certidumbres y temores, sólo tenemos gestos y actitudes, signos y señales; con el correr del tiempo se verá si las intenciones se concretan en gestión espiritual y aún material, en beneficio de la cristiandad y de la humanidad toda o si esas mismas intenciones -como dice el antiguo refrán y excúsenme la ironía, porque suele ser citado por confesores y predicadores- tan solo contribuyen ‘a empedrar el camino del infierno’.
Preferimos ser optimistas y apostar al éxito de la gestión y, como creyentes, confiar en la asistencia del Espíritu Santo y la protección de María, nuestra Madre; y de Bergoglio también.



(Publicado en Informe Corrientes 
-http://www.informecorrientes.com/vernota.asp?id_noticia=62957-
el 14 de marzo de 2013)