jueves, 4 de julio de 2013

El Incidente Evo (Unidos o Dominados)

La virtual intercepción del avión presidencial boliviano, ¡justo cuando se aprestaba a ingresar en los cielos de Francia!, trae a la memoria, por libre asociación (que debe ser una de las pocas cosas que nos ha dejado relativamente libres este comienzo de era), la exitosa visita del entonces Presidente electo Raúl Alfonsín a España, allá por el ’82, ‘83.

Evo Morales, Presidente del Estado Multinacional de Bolivia, era el pasajero Vip de la aeronave, es socialista, al igual que el actual presidente de Francia, Francois Hollande; tal como -se podría decir- lo fueran Raúl Alfonsín, a cuyo impulso ingresara la UCR a la Internacional Socialista, y el Jefe de Gobierno español y Secretario General del PSOE, Felipe González, quien arrasara en las elecciones de 1982 y 1984. Al menos, ‘Felipillo’ contribuyó a hacele más placentera la estadía y a la forja de ilusiones que, cuando quiso organizar el ‘club de países deudores’, resultaron vanas; como las de Evo, si es que, alguna vez, se forjó alguna.

O quizás sí, sirvió para algo, ya que los dos primeros países en prohibir el vuelo en cuestión -previamente autorizado- fueron Francia y Portugal, pero luego se sumó Italia; y, recién después de este último suceso -que obligó al avión a realizar un aterrizaje emergencia en Viena-, Francia revió la medida y autorizó el uso de su espacio aéreo, por lo que Evo podrá reanudar su viaje.

Aunque queda la duda de si las protestas internacionales despertaron una tardía solidaridad con el ‘compañero’; o se debió al hecho de que cancelar una ruta previamente aprobada, con la aeronave en tránsito y sin posibilidad de retornar al aeropuerto de origen puso en peligro la seguridad y la vida de un Presidente; o si fue, lisa y llanamente, una ‘tarea cumplida’; puesto que, al aterrizar ‘de emergencia’ en Austria, uno de los países más racistas -si no el más- de Europa, se pudo constatar que el archiespía Edward Snowden no viajaba con Evo que, según sus últimas declaraciones, no sabía si estaba secuestrado o no en el aeropuerto de Viena, donde estuvo retenido siete horas, antes de poder iniciar el regreso a Bolivia.

El pretexto para el atropello surgió de la filtración de un supuesto ‘dato de inteligencia’. Evo asistió, en Moscú, a una reunión mundial de países productores de gas; como Snowden, ex empleado de la CIA está varado en el aeropuerto de Moscú (o por ahí, ¡vaya uno a saber!), se dijo que el avión presidencial partió de Moscú, rumbo a Bolivia, con “un pasajero no declarado”, se procedió a cancelar los permisos por “motivos técnicos” nunca especifiicados. El “motivo técnico” no sería otro que la injerencia del Gobiernos de Estados Unidos, que influenció o presionó a los tres estados europeos que prohibieron el vuelo, según las sospechas expuestas en sus declaraciones el ministro de defensa y el canciller bolivianos.

Una nave o aeronave presidencial al servicio del traslado de un jefe de estado en misión oficial es, para el Derecho Internacional, tan inviolable como una embajada; pero, más allá de la evidente violación de la soberanía boliviana, surgen factores y grupos de poder, por encima del orden institucional que enmarcan un mundo de facto (nunca mejor empleado el término), por encima de los órdenes jurídicos establecidos, nacionales, supranacionales e internacional, que establece sus propias reglas y las ejerce como poder real.

Resulta insólito que, cuando alguien (Snowden) denuncia que una potencia (EE.UU.)  realiza acciones ilegales de espionaje en distintos países amigos y aliados y contra los ciudadanos de esos países, violando su privacidad, el denunciante se vuelva el criminal perseguido, no sólo por el país infractor (que no sería lícito, pero sí explicable) sino por los gobiernos que las sufren (ellos mismos, sus ciudadanos -a quienes deberían proteger- o ambos) y que sólo se atrevieron a expresar su ‘preocupación’ por el incremento de las actividades de espionaje; y esta es la situación de Francia, Portugal e Italia, que no solamente no investigan las denuncias de Snowden, sino que colaboran en operativos ilegales para acallarlo. Más grave aún es la actitud del país transgresor, EE.UU., que requiere la colaboración de sus aliados en la OTAN para realizar una operación ilegal contra la aeronave presidencial y el Presidente de un país que también es su aliado, ya que con Bolivia son integrantes de la OEA, cuya carta viola, junto con el Tratado de Asistencia Recíproca.

Pero la OEA no cuenta, como tampoco cuenta la Unión Europea, como pueden atestiguarlo España, Portugal, Italia o Grecia, entre otros, víctimas de los ajustes impuestos, en beneficio de los ‘rescates’ a la banca internacional, por la propia UE, encabezada por sus potencias dominantes, Alemania y Francia, secundadas por las elites dominantes de cada país; y, en general, pueden atestiguarlo los millones de desocupados y desalojados de todo el ‘primer mundo’, incluyendo los EE.UU., donde -no olvidemos- nació la burbuja inmobiliaria (hipotecaria) que fue el puntapié inicial de esta gran crisis económica mundial, que se avizora como la más extensa en la Historia de los Capitalismos Económico y Financiero.

Y, aunque no sea el objeto de esta nota, es válido para establecer comparaciones, la referencia a la crisis mundial y a cómo estas crisis, junto con las guerras provocadas e inducidas sirven al primer deudor del mundo, los EE.UU. para enjuagar sus déficit, con la contraprestación de ser el estado gendarme de un capitalismo internacional que opera en el circuito paralelo de los paraísos fiscales de la banca ‘off shore’ una masa de valores equivalente al total del dinero y valores de todos los estados con control fiscal, de los que, justamente, evaden, en cordial convivencia con fondos provenientes del narcotráfico, el del tráfico de armas, junto a banqueros de cuello duro, gobernantes y empresarios corruptos y expoliadores de pueblos y de recursos en general.

Así como también es igualmente válido visualizar las monumentales operaciones de lavado, facilitada por la misma banca que provoca las crisis y el endeudamiento de personas y países, para ser luego asistida por los países (en este caso de los EE.UU. y la Unión Europea), todo lo que provoca una brutal transferencia de ingresos, mediante ajustes, recortes y desempleo y el apoderamiento, a través de fusiones y fondos de inversión de las deudas soberanas por sumas irrisorias y la adquisición de bienes muebles e inmuebles y de los activos materiales e inmateriales, fijos y flotantes de las empresas (siempre hay reformas a las leyes de quiebra, en estos casos) y la privatización de los servicios, la producción de energía, el agua potable y los alimentos.

Este es el verdadero ‘orden internacional’ que se pretende imponer, el del consenso de Washington, del que se han liberado los Países de la Unasur y la Celac; siendo Latinoamérica el continente que más ha crecido, pese a la crisis y, pese a las asimetrías, el que más ha mejorado la distribución del ingreso. Y esto es intolerable para aquellos que con su accionar internacional sin fronteras ni códigos pretenden tornar a la Asamblea de la ONU en un foro de expresiones de deseo y al Consejo de Seguridad en una máscara militar que se busca utilizar, cuando el veto de alguno de sus miembros permanentes (frecuentemente Rusia y China) no lo impiden, porque la verdadera fuerza de policía internacional la ejerce la OTAN, cuya jefatura indiscutida la ejerce la única superpotencia sobreviviente a la guerra fría (y principal aportante de recursos, tecnología, informática, armas y personal), los Estados Unidos de Norteamérica.

Y si bien la OTAN tiene sus propios cuarteles, su propio comando y su propia inteligencia, mayormente afincados en Bruselas y el resto de la UE, el liderazgo militar de los EE.UU. no está en discusión; y el jefe de todas la fuerzas armadas de EE.UU. es el Presidente de la República, que no se informa con los organismos de la OTAN sino con sus propios órganos: La Secretaría de Defensa, el Pentágono, La Agencia Nacional de Seguridad y la CIA.

Esto es lo que hace tan peligroso, para nuestra seguridad, el ingreso de Colombia a la OTAN. Imagínense al Gobierno de Colombia asumiendo una actitud como la de Francia, Portugal e Italia con el avión de Evo, en Latinoamérica o el Caribe, solicitada por el Presidente de EE.UU. o su Secretario de Defensa, en función de una siempre dudosa información de la CIA y con el apoyo militar de la OTAN. De la OTAN y no sólo de EE.UU. no solamente en lo formal, sino porque el Reino Unido es parte de esa alianza y tiene su base militar -con armamento nuclear incluido- en nuestras Islas Malvinas...

La canallada colonial contra el Presidente Evo Morales no es el primer golpe a la Unasur y la Celac. Es el segundo; y habrá que analizar muy seriamente cómo se procederá, de ahora en más, con Honduras y qué hacer con el Paraguay -no solamente en el Mercosur, que será determinante, sino también en el Unasur- que Argentina, Brasil y la propia Bolivia no podemos darnos el lujo de perder como aliado, como Ecuador, Venezuela y el Caribe no deben permitir que Colombia se aleje de Unasur y Celac.

Los jefes de estado latinoamericanos, reunidos en Cochabamba, deberán poner las cosas en su lugar, mucho más allá del merecido desagravio al Evo y los necesarios reclamos internacionales por la afrenta. Ahora que quien concibió la gran América Morena unida ya partió para reunirse con aquél que lideró la construcción de sus cimientos, ahora que el edificio proyectado por Chávez y Néstor, junto a Lula y al resto de los Presidentes latinoamericanos está en proceso de edificación, se impone acelerar la obra, ir por más.

No solamente más trabajo e inclusión social y cultural, sino más Anillo Energético, más Banco del Sur, más Soberanía Informática, más Libertad de Información y Expresión, más desarrollo Tecnológico Conjunto, más Soberanía Alimentaria, más Cooperación e Integración de los Sistemas de Defensa, más Parlamento Latinoamericano, más Organismos de Resolución de Conflictos Públicos y Privados; en suma, más Patria Latinoamericana y Caribeña.


El apotegma lanzado por Juan Domingo Perón, ‘Unidos o dominados’, no es un postulado ideológico, es un planteo estratégico que, ahora que comenzamos a desarrollarlo con éxito en esta parte del mundo (y por eso los embates internos y externos), debemos continuar resolviéndolo a nuestro favor. 

por Eduardo Black
(eduardoeblack@gmail.com)

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